Opinión de dos grandes Inversores

 

Ray Dalio es un gestor de fondos de Covertura y es uno de los grandes de Wall Street y su actuar puede ser una guía en medio de esta crisis.

Todos somos unos genios durante un BULL MARKET . En esos periodos mágicos, hay dinero por doquier y las cosas tienden a fluir de las mil maravillas. Se gana dinero y nos sentimos como los reyes del mundo, porque todo sube sin parar. Sin embargo, esta es una etapa muy peligrosa para nuestro ego, porque podemos caer en el error de confundir la suerte con el talento. Bueno, llego la hora porque nuestro talento se pone realmente a prueba durante una gran crisis. En tiempos de vacas flacas, es cuando sabemos nuestras verdaderas fortalezas. Ray Dalio, el fundador de Bridgewater Associates, es toda una leyenda en Wall Street precisamente porque sus fondos desempeñan muy bien en todos los climas. En marea baja o marea alta, su barco siempre avanza. Bitcoin no es su taza de té. Pero seguramente podemos aprender algo de él.

Se menciona mucho que Bitcoin nació debido a la crisis del 2008. Y sí, todo parece indicar que el creador de Bitcoin, Satoshi Nakamoto se inspiró en la crisis para escribir el código. Sin embargo, Bitcoin es, definitivamente, hijo del periodo de bonanza que surgió después. En el 2008, Bitcoin era solo una idea en la cabeza de Satoshi. Fue durante los 10 años siguientes que esta idea se desarrolló para consolidarse en algo concreto. A raíz del profundo entusiasmo que ha despertado Bitcoin en sus usuarios, la figura de Satoshi se ha convertido prácticamente en un mito. Y, como todo mito, ahora Satoshi es infalible. Entonces, muchos concluyen que como Satoshi creó Bitcoin debido a la crisis del 2008 en la próxima gran crisis el precio de Bitcoin subirá como la espuma. Yo no sé cuántas falacias se cometieron para llegar a esta conclusión, pero evidentemente que son muchas.

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Cuando Ray Dalio señala que Bitcoin no es un resguardo de valor “eficiente” para esta crisis, obviamente se está refiriendo a su volatilidad. Un elemento muy característico en Bitcoin y que ni sus seguidores más fanáticos podrían negar. Ahora bien, ¿qué es la volatilidad? Bueno, es inestabilidad en el precio. Es indecisión, inmadurez, incertidumbre, riesgo… Podemos comprar hoy y mañana perdemos el 30% de nuestra inversión. Eso se lo debemos en parte a la falta de liquidez y a la manipulación presente en el mercado. El mercado cripto es pequeño, pero en la práctica es más pequeño aún porque el mercado está fragmentado. Es decir, se reparte en los varios exchanges y eso diluye su liquidez. Personas como Ray Dalio, que manejan pensiones y mucho dinero de otras personas, no pueden darse el lujo de colocar sus huevos en una canasta tan inmadura. En el caso de Ray Dalio, su prioridad no es tanto ganar dinero sino no perderlo.

Claro que la volatilidad es un defecto y una virtud al mismo tiempo. Para los inversores más conservadores, la volatilidad es peor que el tifus. Pero para los más audaces, significa oportunidad. ¿Quiénes componen la comunidad cripto? ¿Monjitas de la caridad? No. La comunidad cripto está compuesta de jóvenes ambiciosos, anarquistas, libertarios, especuladores, jugadores de póker, capitalistas de riesgo, comerciantes de la Dark Web, rebeldes e innovadores. Entonces, es sumamente curioso que se diga que Bitcoin es como el oro, un activo que atrae principalmente a los miedosos y a los ultra conservadores. Del mismo modo que es muy interesante que se piense que un activo tan volátil e inmaduro será el refugio seguro que todos buscarán durante una oleada de pánico. Bitcoin no es un activo conservador y tímido. Todo lo contrario, es un activo de movimientos agresivos y enormes ganancias. ¡Peligro!

Durante una crisis, las personas, irónicamente, se refugian en el dólar. ¿Qué hace la gente? Venden todo para comprar bonos del Gobierno o para depositar su dinero en los bancos. Ray Dalio no recomiendo eso. O por lo menos no totalmente. Según Dalio, al igual que muchos otros, ‘Cash is Trash’. El efectivo es basura como un instrumento de inversión porque pierde su valor debido a la inflación que en Estados Unidos es normalmente un 2% anual. Dalio en sus fondos siempre ha practicado a la diversificación. Su portafolio normalmente se compone de bonos, acciones, y comodines. Claro que tiene efectivo. Pero no como destino final. El efectivo es un puente pasajero para la adquisición de otros activos. El dólar es basura como inversión a largo plazo. Pero como medio de intercambio es muy útil. Es importante entender la diferencia. Cuando se desalienta el tener efectivo, lo que se hace es alentar la compra de activos, ¡ojo! no la eliminación total del dólar.

Ray Dalio siempre tiene oro en su portafolio, porque el oro tiende a comportarse muy bien durante una crisis. He aquí la magia de la diversificación muy entendida. Diversificación no es tener muchas cosas al mismo tiempo. La idea es diseñar estratégicamente un portafolio que sopese los riesgos y los equilibre. Se trata de escoger los mejores activos, pero en el porcentaje correcto. Es decir, se les asigna un mayor porcentaje a los activos con menor riesgo. Y viceversa. Además, se escogen activos de correlación positiva y negativa para crear una balanza resistente a todo tipo de tendencias. Por ejemplo, un fondo típico de Ray Dalio coloca 60% en bonos triple A, 30% en acciones blue ship, 5% en oro y 5% en petróleo u otros comodines. Aquí volatilidad es sinónimo de riesgo. Y se mezclan activos que desempeñan bien en una crisis con los que no, para crear un fondo a prueba de todo.

¿Qué podemos aprender de Ray Dalio? Bueno, la importancia de la diversificación inteligente. En otras palabras, no poner todos los huevos en una canasta. ¿Es prudente tener un portafolio compuesto únicamente de Bitcoins? Bueno, no estoy diciendo que esto no sea posible. Es posible, pero debemos estar conscientes del riesgo que esto implica. Estamos hablando, potencialmente, de grandes ganancias, pero también, posiblemente, de grandes pérdidas. Ciertamente que es una manera de jugar. Pero no es la única manera. Sin lugar a dudas, hay maneras más prudentes de invertir. De pronto son formas más lentas de adquirir riquezas, pero por lo general más seguras. Ray Dalio no es el rey de los fondos de cobertura por nada. El hombre conoce su negocio a la perfección.

Según Ray Dalio, esta crisis puede llegar a ser mucho peor que la crisis del 2008. Estamos hablando de una gran crisis muy parecida a la Gran Depresión de los años 1930s. Ciertamente todo un desafío. Y sería muy iluso de nuestro parte cantar victoria desde ya y pensar que todo lo que necesitamos es confiar ciegamente en la sabiduría infinita de Satoshi. Esta sería la primera gran crisis económica para Bitcoin y todavía no sabemos nada sobre su comportamiento en tiempos como estos. A pesar de las suposiciones de nuestros expertos, hasta ahora, Bitcoin no ha reaccionado muy bien al coronavirus. De pronto, no estaría mal que escuchamos un poco a Ray Dalio y diseñemos un plan a prueba de todo.

Paul Tudor Jones II Nuevo creyente del Bitcoin:

Nuestra pequeña tribu ya no es tan pequeña. Al principio, este movimiento era tan solo un grupito de libertarios y aficionados a la programación. Me atrevo a decir que en sus inicios Bitcoin no pasaba de ser una curiosidad y nada más. Algo así como un juego. Sin embargo, esto ha cambiado. Bitcoin ha evolucionado y ha crecido mucho con el tiempo. Hoy la comunidad Bitcoin es mucho más diversa. En un grupo pequeño, es muy fácil que se desarrollen ideas radicales. Cuando el futuro es un sueño, todo es más rígido y severo. Es decir, la utopía es diseñada de principio a fin. Pero en la medida que el movimiento está teniendo un impacto real en el mundo, los radicales se convierten en minoría y el pragmatismo impera. El capital institucional está llegando. El “enemigo” ahora es nuestro nuevo mejor amigo. ¿Qué significa esto? ¿Quién es Paul Tudor Jones II? 

La revolución Bitcoin: El pueblo contra los bancos y los Gobiernos. La criptomoneda disruptiva que viene a cambiar al mundo como lo conocemos. Como toda autodenominada revolución, hay una batalla. Una especie de lucha de clases. Por un lado, están los héroes. Ellos defienden a los oprimidos. Y, por otro lado, están los villanos, los opresores en el poder. Hay un profeta. En nuestro caso, es el omnisapiente e invisible Satoshi Nakamoto. Y una causa. Bitcoin. Y, por supuesto, el día de la victoria final. Este es el paraíso. Todo el mundo bajo una misma moneda. El fin de los bancos. La separación de la economía y el Estado. Y el fin de las crisis económicas. Y todos nadando en prosperidad para siempre. En otras palabras, la caída de sistema actual y la hegemonía de Bitcoin. 

Bitcoin se forjó con un fuerte elemento político. Su creador y sus primeros conversos provinieron del sector liberatorio. Entonces, la narrativa Bitcoin se inspiró en el discurso libertario. Esta ideología política es particularmente fuerte en los Estados Unidos. Incluso, hay un partido libertario que presenta candidatos en cada elección presidencial. Es un grupo minoritario, pero influyente. Sobre todo, porque la ideología atrae a muchos empresarios. O sea, empresarios que se hacen libertarios. Y libertarios que se hacen empresarios. Aquí el enemigo es el Gobierno como opresor de la libertad económica y personal. 

Los libertarios se inspiran en figuras como Thomas Jefferson, pero sobre todo en economistas que apoyan al libre mercado. Los bancos y los Gobiernos son los grandes distorsionadores de la economía. Claro que lo ideal sería una moneda como el oro o Bitcoin (el oro digital), porque el dinero fiat es central en esta política intervencionista del Estado. Según los libertarios, eso es origen de todos los males. El libre mercado es la salvación.

Pero ahora Bitcoin está en el mundo y no en los libros. Se topa a diario con los reguladores y quiere atraer a más compradores. La comunidad se hace cada vez más grande y entran otros actores. De pronto, los libertarios ya no son la gran mayoría de la comunidad. Surgen nuevas voces. Voces más moderadas y menos ideológicas. Es decir, Bitcoin se vuelve un poco más pragmático. Para algunos, eso significa claudicar los ideales. Para otros, un mal necesario. Algo que exige la realidad. Tal vez, simplemente es un poco de sensatez. Sensatez que nos hará crecer. Bitcoin está en una nueva fase. Los bancos quieren invertir y ser parte de la tribu. Los Gobiernos quieren regular a Bitcoin. Y los grandes jugadores de la comunidad cripto están a la cabeza de este proceso. Las principales empresas del sector Blockchain están haciendo alianzas con el “enemigo”. Y el “enemigo” quiere entrar a jugar con nosotros. No es una guerra de clases. Es una nueva industria que está emergiendo

Cada vez que alguien como Warren Buffett o Jamie Dimon crítica a Bitcoin, se despierta en la comunidad cripto la vena libertaria y comienzan a sonar los tambores de la revolución. Sin embargo, cada vez que aparece JP Morgan, Fidelity, Goldman Sachs o Banco Santander expresando su interés en cripto, se nos dilatan las pupilas y se nos bajan las orejitas como un cachorrito con hambre. Se nos olvida la revolución, y ponemos las galletas y el café para atender a nuestro nuevo mejor amigo.

¿Quién es Paul Tudor Jones II? Nuestro nuevo mejor amigo. Unos de los hombres más ricos del mundo, y el gran jefe de unos de los fondos de cobertura más exitosos en Wall Street, Tudor Investment Corporation. O sea, el malvado, obtuso y usurero sistema en carne y hueso. Wall Street, capital institucional, bancos, etc. Donante de Barack Obama, John McCain, Rudy Giuliani y demás. Y, bueno, ahora un ángel porque está invirtiendo en Bitcoin.

Nuestro amigo Paul no es el primero multimillonario que se convierte en Bitcoiner. El asunto es que nuestros multimillonarios han sido en su mayoría capitalistas de riesgo como Tim Draper y Mike Novogratz. Y los capitalistas de riesgo son diferentes. Ellos son los aventureros del mundo financiero. Su juego es muy particular. Pero los grandes fondos son otra cosa. Ellos manejan dinero de otras personas. Sus portafolios siempre están bajo la lupa y deben tener rendimientos todos los años. Es un negocio muy delicado, porque los reguladores están muy pendientes de todos sus movimientos. Para tomar decisiones, deben consultar con sus equipos y tomar en cuenta a su clientela. Algo puede ser muy bueno y rentable, pero si genera mucho rechazo, en ocasiones se descarta. 

La inversión de Tudor es muy relevante porque aporta mucha credibilidad a Bitcoin. Wall Street funciona como un colegio. Si los demás chicos lo hacen, hay que hacerlo. En el mundo de los grandes fondos de cobertura, Tudor está abriendo un camino que otros seguramente seguirán. Esto es dinero institucional entrando al ecosistema. Algo que mejora el precio, pero también da poder político. En estos fondos, hay dinero de todo el mundo. Bitcoin dejaría de ser algo de una minoría. Se convertiría en algo de interés público. Demasiado grande para fracasar. Aquí el juego cambia y Bitcoin se convierte en parte del Establishment

En su carta a sus inversionistas, Tudor explica que Bitcoin en estos momentos está infravalorado. Anticipa que la liquidez de los estímulos económicos por la crisis del coronavirus y para la recuperación podría eventualmente tener un efecto muy positivo en el precio de Bitcoin. En mi opinión, una lectura muy acertada de la situación.

Al parecer, Bitcoin en el portafolio de Tudor pasó de 0% a 1%. Este número es muy revelador. Y yo diría que ese es el número mágico que van a escoger la mayoría de los fondos que inviertan en Bitcoin en el futuro. ¿Por qué? Bueno, primero debemos recordar que los fondos no tienen nada que ver con el tema ideológico tan presente en el Bitcoin promedio. Aquí no hay sentimentalismos que valgan. Bitcoin es un activo sumamente volátil. Es decir, es un activo muy riesgoso. Más de 1% es demasiado riesgo para un gran fondo. Bitcoin puede caer en un día más de 40% y eso sería fatal para un fondo. Pero 1% o 2% está bien. Porque el portafolio puede perder medio punto debido a una caída de Bitcoin, pero puede ganar potencialmente 2, 3 o hasta mucho más. Hay riesgo, pero hay oportunidad. Y 1% es un número que permite perder poco en las malas y ganar lo suficiente en las buenas. Se vería hermoso en el reporte anual. 

Querido amigo, Paul: ¡Bienvenido!

 

 

 

 

 

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